«Pese a sus pegas en Gipuzkoa, si ahora empezara volverÃa a ser empresario» . Entrevista Eduardo Junquera DV 19.01.14
19/01/2014
La Empresa Guipuzcoana. DV 19 de enero. Eduardo Junquera, Presidente de Egile Corporación
DV Sienta en el ‘diván’ a las personas que componen el tejido empresarial del territorio en una serie semanal. El primero en atreverse: Eduardo Junkera, Presidente de Egile Corporación
«No concibo a mis 260 empleados como una carga sobre mis hombros, para mí son aliados
«A veces echo la vista atrás y pienso ‘qué locura lo que hice’. No tenía ni un solo cliente, ni un solo pedido y para materializar mi idea necesitaba una inversión fortísima en un mercado muy exigente en el que no conocía a nadie. Pero lo hice. Vendí y capitalicé mi piso y mis ahorros y convencí a un socio en Elgoibar. Visto con perspectiva era una locura, pero tenía tanta convicción de que saldría adelante que convencía. Y convencí».
Aquella locura de Eduardo Junkera (Durango, 1955) es hoy parte de esa nueva Gipuzkoa industrial que va hacia adelante y que muchos expertos e instituciones desean y vislumbran. De hecho, no hace falta irse a mecas de la industria aerospacial como Seattle o Montreal para encontrar máquinas únicas de ultra precisión que fabriquen las piezas que permitan volar a los aviones o los tornillos para prótesis dentales más específicos del mundo. Están en Mendaro, en su empresa. Junkera muestra algunas de esas intrincadas piezas de metal y trata de explicar su cometido. Preside el grupo Egile Corporation XXI y es uno de los muchos empresarios que hacen que el tantas veces invocado tejido económico guipuzcoano siga latiendo. En el caso de este durangués, casado y padre de dos hijos de 15 y 13 años, aquella locura de la que habla empezó cuando apenas tenía 33 años.
– Era joven...
– Pero llevaba trabajando por cuenta ajena desde los 15. Mi carrera de ingeniería técnica la hice estudiando de noche, mientras trabajaba. Eso me dio un bagaje especial, de mucho conocimiento aplicado, ya que con veintitantos años tenía acumulados diez de experiencia. Yo provengo de una generación donde las cosas eran más difíciles, conocí la necesidad y creo que eso es lo que de alguna forma me abría los ojos y me impulsaba a tratar de mejorar.
Parece que Eduardo Junkera lo hizo. Buscó un socio capitalista en Elgoibar y empezó a fabricar componentes en aleaciones ligeras para fábricas del sector de la máquina herramienta. Ese fue el comienzo. A partir de entonces, y corría el año 1988, su campo de actuación no ha dejado de ampliarse y hoy está al frente de diez pymes que operan en los campos de la mecánica de alta precisión, la aeronáutica, la salud, el agua y la energía y que emplean a alrededor de 260 personas. Todas ellas componen Egile Corporación XXI, que en 2013 facturó 32 millones de euros, un 25% más que el año anterior, y que espera seguir creciendo hasta triplicar su facturación en 2020.
– Veo que no les afecta la crisis...
– El sector aeronáutico es un sector que vive ajeno a ella, de hecho mantiene un ritmo de crecimiento anual del 5%. Los fabricantes de aviones como Boeing o Airbus siguen creciendo y nosotros estamos en su cadena de suministros. Aún así en nuestro caso en concreto crecemos más rápido porque estamos abriendo nuevas actividades, diversificando en productos, servicios y mercados. – ¿ Y es Gipuzkoa un buen sitio para hacerse más grande? – Este territorio tiene unas cuantas ventajas, como un tejido industrial basado en la mecánica, que es lo nuestro, muy potente. Cuando empecé, esa potencia del entorno me ayudaba a subcontratar elementos auxiliares y a nutrirme de personas con conocimiento mecánico. Además Gipuzkoa tiene una buena ubicación geográfica, ya que yo quería dirigirme al mundo de la aeronáutica, y Francia es la segunda potencia en ese campo.
Entre las luces de su relato también se cuelan algunas sombras. No tienen que ver con los viajes diarios desde Durango ni con las doce horas que pasa en la empresa cada día. Eso lo tiene asumido, dice. Tampoco percibe como una carga sobre sus hombros el peso de 260 trabajadores que nutren la compañía. « Me lo han preguntado más veces, pero no lo concibo de esa manera, la verdad. Para mí, son aliados». Junkera habla pausadamente de otros problemas que tienen que capear los empresarios.
–¿A cuáles se refiere?
– Se están creando empresas en el territorio por personas que se ven empujadas por la necesidad a convertirse en autónomos con lo poco que tienen. Pero para otros proyectos más ambiciosos, de emprendizaje, las dificultades son obvias: la dificultad de financiación o el propio nuevo sistema fiscal de Gipuzkoa, que pretende grabar las participaciones en las empresas con el consiguiente efecto disuasorio
– Los empresarios suelen quejarse de que hay cierta hostilidad hacia ellos. ¿Usted la percibe?
– Uno de los problemas que yo creo que tenemos en Gipuzkoa y en el País Vasco en general con respecto a otros países como Japón, por ejemplo, es el de que la empresa y el empresario no tienen una buena reputación porque no se ha identificado su valor y el papel que desarrollan en la sociedad. A mi juicio, los sindicatos, al igual que las patronales y los agentes sociales, deben identificar a las empresas como algo muy valioso que hay que conservar y no maltratar, porque el nivel de bienestar de una sociedad es directamente proporcional a la cantidad y a la competencia de sus empresas. Y aquí está la cuestión: ¿Cómo atraer al empresario con talento? ¿ Cómo generar empresarios dispuestos a arriesgar su patrimonio en una sociedad que les descalifica?
Pese a todo, Eduardo Junkera asegura que si volviera a empezar volvería a hacerlo en Gipuzkoa. «Tiene también sus ventajas», apunta.
– Lo que sorprende es que admita que no tiene grande habilidades. ¿Y cómo ha llegado entonces hasta aquí?
–Sin duda: por las personas. Yo he tenido el acierto, y la suerte, de rodearme de buenas personas y excelentes profesionales que conforman equipos competentes y que, actualmente, gestionan nuestras empresas de forma integral y, por tanto, conocen absolutamente todos los aspectos de las mismas. Las personas son la parte más importante de las empresas y, por tanto, deben participar en sus resultados.