La ocupación de los hoteles cae de media un 8% en julio y las reservas de agosto se ralentizan
28/07/2017
El incremento descontrolado de la oferta de viviendas ilegales de uso turístico y la irregular entrada de viajeros son las principales causas.
Hoteles de Gipuzkoa considera que las opciones de alojamiento ilegal son la principal amenaza del sector.
Dichas prácticas fraudulentas pueden afectar negativamente al empleo, al perfil del turismo que queremos atraer, así como a la promoción del conjunto del territorio más allá de la capital.
Hoteles de Gipuzkoa insta a las distintas administraciones a regular con agilidad y determinación un fenómeno en auge que ya está afectando a las ocupaciones de julio y las previsiones de ocupación para el mes de agosto.
La ocupación hotelera en Gipuzkoa sigue mostrando un patrón estacional significativamente más marcado que el del conjunto de Euskadi y especialmente que el del conjunto del estado. Es por ello que el verano es en términos de ocupación decisivo para los hoteles del territorio, ya que una vez pasado septiembre las ocupaciones se reducen progresivamente de forma significativa.
Tras un 2016 en el que el grado de ocupación media mejoró en relación con el año anterior, los hoteles de Gipuzkoa muestran su preocupación por lo que está sucediendo este año 2017, ya que la ocupación está cayendo de media el 8% en julio y se están ralentizando los ritmos de reservas para agosto, debido en gran medida al incremento y proliferación, en especial, de las viviendas ilegales para uso turístico, así como de la oferta de alojamientos en general.
Otro factor significativo está siendo el comportamiento irregular de la entrada de viajeros, con meses como enero, febrero y mayo en los que ha caído respecto del año pasado, de manera que el acumulado de los seis primeros meses apenas crece.
Hoteles de Gipuzkoa ha constatado que la caída de las ocupaciones y la ralentización de los ritmos de reservas se produce de manera inversamente proporcional al aumento de la ocupación de las viviendas ofertadas en canales de reserva que publicitan estas opciones de alojamiento, sin comprobar si éstas o sus propietarios cumplen con todas sus obligaciones legales, más allá de que las mismas sean más o menos desproporcionadas con relación a las obligaciones impuestas a otras formas de alojamiento.
Lo anterior no tendría mayor alcance si estuviéramos hablando de una sana y deseable competencia, el problema reside en la bolsa de fraude que se oculta bajo estas formas de alojamiento ilegal. No solo por el agravio que supone en este caso para hoteles y para el alojamiento reglado en su conjunto, sino por la pérdida de control que implica entre otras muchas cosas, no saber cuántas personas están alojadas en nuestro destino, quienes son o por qué han venido, por no hablar de la inseguridad jurídica de los trabajadores relacionados con esta actividad o las garantías ofrecidas a los usuarios.
Es por ello que una vez más desde la asociación Hoteles de Gipuzkoa, que considera esta opción de alojamiento ilegal como su principal amenaza, se insta a las distintas administraciones a regular con agilidad y determinación un fenómeno en auge que ya está afectando a las ocupaciones de julio y previsiones de ocupación para el mes de agosto.
En un sector que supone el 7,5% del PIB, los hoteles aunque sean pequeños son empresas, generadoras de riqueza y de empleo que a la inicial inversión en suelo, edificación o equipamiento suman una permanente política de inversión, orientada a dar el mejor servicio y a cumplir los cada vez más altos estándares en materia normativa de distinta naturaleza.
Combinando el incremento de plazas hoteleras previstas (1.300 plazas adicionales, casi un 25% más que en 2016), la estancia media (menos de 2 noches), el grado de estacionalidad y confiando que la entrada de viajeros sea la del año pasado, el grado medio de ocupación, al menos de los hoteles, podría verse reducido significativamente si no se adoptan medidas eficaces para acabar con estas prácticas fraudulentas que repercuten en la viabilidad de las empresas, en el empleo que generan y en la proyección exterior de nuestra imagen como territorio.