«A los constructores se nos ve y se nos trata como a empresarios de segunda»
06/04/2014
Empresarios.Mauricio Arregui.Director General de Ormak,
Lamenta que desde las instituciones no se les considere profesionales parejos a otros. «Pagamos justos por pecadores», apunta
«Todavía quedan dos o tres años malos, pero saldrá el sol, y hay que estar ahí cuando lo haga»
Llevan siete años en el ojo del huracán y calculan que todavía nadarán contra corriente almenos dos o tres años más. Mauricio Arregui (Bergara, 1972) es director general del Grupo Ormak, dedicado a la promoción inmobiliaria y a la construcción, sectores ambos que luchan por sobrevivir y cuya imagen se ha visto muy deteriorada en los últimos años. «Ha habido promotores ocasionales y oportunistas que han hecho mucho daño al sector», lamenta Arregui.
– Junto a los bancos, con la crisis todas las miradas acusadoras se han dirigido al sector constructor e inmobiliario. Imagino que estar en su piel no será fácil...
– Es un tema quenos duele y nos afecta mucho, tanto a nivel personal comode sector y en el que estamos pagando justos por pecadores.
– Lo achaca al intrusismo.
– Sí, ha habido mucha intromisión de ‘no profesionales’ que ha manchado enormemente nuestra reputación. Gente con cierta capacidad de inversión que se metió a hacer pequeñas promociones inmobiliarias en elmomento del ‘boom’ y que después, en cuanto las cosas han ido mal, ha desaparecido, dejando en muchos casos de hacer frente a sus obligaciones. En este sentido, yo quisiera romper una lanza a favor de todos los empresarios serios y profesionales del sector que, pese a estar soportando una de las mayores crisis jamás conocidas, mantienen sus empresas abiertas y activas aunque en muchos casos sea a costa incluso de sus propios patrimonios. Empresas que no se dejaron llevar por la euforia de los años del ‘boom’ inmobiliario y se mantuvieron con niveles equilibrados de endeudamiento, creciendo a ritmos sostenibles y, sobre todo, muy capitalizadas.
– Dice que esa mala reputación les ha acarreado consecuencias.
– Sí, especialmente en el acceso a la financiación. No importa cuál ha sido la trayectoria de una empresa promotora a lo largo de su historia, porque durante estos últimos años, si eras empresa promotora inmobiliaria, tenías prácticamente vetado, por concepto, el acceso a la financiación.
– ¿Tanto?
– Sí. Es increíble. Es algo que nos duele mucho: el que, desde la sociedad y desde las propias instituciones no se nos considere empresarios parejos a otros. Tenemos la sensación de que, injustamente y desde muchos ámbitos, se considera que los empresarios industriales son los únicos que generan empleo y riqueza; y de que a los empresarios constructores, y sobre todo a los promotores inmobiliarios, se nos ve y se nos trata comoa empresarios de segunda. Estamos reivindicando desde hace tiempo que se nos considere como lo que somos: unos agentes activos y profesionales de la economía que generan empleo y riqueza; una industria más, la de la construcción, y que, como tal, no se nos trate peor que a otras industrias ni senos excluya de programas de estímulo económico. El sector de la construcción en Gipuzkoa supone del orden del 6% del PIB y el 7% del empleo y tiene un efecto tractor importante en la economía.
– Conla que está cayendo ¿aguantan las empresas?
– Han desaparecido muchísimas y quedan cada vez menos, muchas a costa de las reservas que han hecho en los años anteriores. La empresa tradicional guipuzcoana es una empresa que ha reinvertido recurrentemente la mayor parte de los beneficios en la propia empresa. Y en los sectores de la construcción y de la promoción inmobiliaria también lo hemos hecho: en lugar de repartir dividendos en los años buenos, hemos reinvertido en la empresa para crecer, para mejorar y para fortalecer nuestros balances.
La desazón por el escenario en el que se mueve el sector se desvanece cuando Mauricio Arregui empieza a hablar del trabajo sobre el terreno. De cómo se gestionan las operaciones inmobiliarias, se busca, se idea y da vida a proyectos allí donde no había nada… «Como empresario mi vocación es estar allí donde puede haber oportunidad de negocio –dice– pero los que estamos en esto… es que lo llevamos en la sangre, nos tira», termina admitiendo. Yen su caso parece además que es algo de familia. Casado y padre de tres hijos, Arregui es el tercero de una saga de constructores guipuzcoanos que empezó con su abuelo, que en 1943 abrió una pequeña constructora en Bergara, siguió con su padre, Jesús Arregui, quien desarrolló la empresa fundada por el abuelo y que, a su vez, dio vida a Ingeslan y a Ormak en 1991, y termina en él mismo, que empezó a trabajar en el negocio familiar con 26 años. Licenciado en Económicas y empresariales por al UPV, y con varios máster relacionados con el sector de la construcción, fue en 2005 cuando tomó las riendas como director del Grupo Ormak y se zambulló en un sector que define como «apasionante, muy bonito, y muy complejo sí… Pero esa complejidad es la que le confiere un encanto especial. Quizá por todo ello aguantamos el tirón; tenemos que aguantar para poder seguir haciendo lo que sabemos hacer y nos gusta».
– Los datos que maneja el sector son negativos. Baja la licitación de obra pública un 50% en 2013 con respecto al año anterior y se venden un 80% de viviendas menos en Euskadi con respecto a 2006. ¿Cómo lo afronta?
– Con serenidad, haciendo las cosas de distinta forma para dar respuesta a este mercado tan duro y trabajando más que nunca. Trato de no dejarme llevar por el momento actual y procuro enfocar la actividad y visión de la empresa en el mediolargo plazo en vez de en el corto, como hemos hecho siempre. Tenemos un equipo de profesionales fabuloso y un conocimiento del sector que no los podemos echar a perder. Y, aunque estamos con un bajo nivel de actividad, continuamos desarrollando nuestro trabajo con pequeñas promociones inmobiliarias y obras de construcción para terceros, y el año que viene entregare mos nuestra primera promoción en Brasil. Aún así, intuyo que todavía nos esperan años duros.
– ¿ Y en estos añosno ha tenido ganas de abandonar y hacer otra cosa?
– Mi mujer alguna vez me ha hecho esa misma pregunta, pero yo creo que ahora más que nunca es cuando hay que estar a pie de cañón. Saldrá el sol, comose suele decir, y hay que estar ahí cuando lo haga.