Evolución del Turismo en establecimientos hoteleros de Gipuzkoa. Año 2023
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Resumen ejecutivo
2023 fue un buen año para el turismo y la actividad hotelera en Gipuzkoa.
Gracias en gran medida al dinamismo del turismo internacional, se alcanzaron niveles récord en el número de turistas y número de pernoctaciones que permitieron recuperar los niveles de ocupación de 2019, a pesar de una estancia media corta y un patrón estacional muy marcado.
En 2023 el número de turistas que se hospedaron en los establecimientos hoteleros de Gipuzkoa alcanzó un nuevo récord. Fueron casi un millón y medio de turistas, lo que supone un aumento de casi el +9% respecto a 2022 y de cerca del +20% respecto a 2019. Por primera vez, además, el número de turistas internacionales superó al número de turistas estatales.
El aumento respecto a 2022 se debió fundamentalmente al turismo internacional, que lo hizo en casi un +17%, mientras que en número de turistas estatales lo hizo en un +1,5%. De esta forma, con relación a 2019 el aumento acumulado fue de casi el 29% en el caso de las y los turistas internacionales y de algo más del 11% en el caso de las y los turistas estatales. La recuperación tardó más en llegar al turismo internacional, pero desde que lo hizo, el turismo internacional se ha disparado. Si hacemos un análisis de largo plazo, desde 1992 hasta 2023 el número de turistas estatales se multiplico por cuatro veces, mientras que el número de turistas internacionales lo hizo por más de nueve veces.
El aumento en el número de turistas se repartió además por todas las zonas del territorio, de tal forma que en todos los casos se superaron los niveles de 2019 y se alcanzaron niveles máximos en la Capital, en su Área Metropolitana y en el interior. Fue la Costa la zona que mostró y menor avance respecto a 2019 (+0,3%) y la única que no alcanzó niveles récord, todavía un -1% por debajo del máximo de 2016.
Cabe destacar, también, que el número de turistas registró tasas interanuales positivas todos los meses de 2023 y gracias a ello récords mensuales un mes tras otro. Fue el número de turistas extranjeros el que alcanzó máximos todos los meses, mientras que el número de turistas estatales sólo lo hizo en enero, febrero, marzo, noviembre y diciembre.
Si nos centramos en el turismo estatal, el aumento respecto a 2022 (+1,5%) se debió en gran medida a las y los turistas llegados desde Cataluña, +4,5%, y la Comunidad Valenciana, +3,8%. En un segundo grupo podemos destacar, también, la evolución positiva del número de turistas llegados desde Castilla-La Mancha, +16,3%, Castilla y León, +6,0%, y Asturias, +11,6%, todos ellos en niveles máximos. También alcanzaron niveles máximos, el número de turistas llegados desde Baleares, +26,1%, Canarias, +2,6%, Cantabria, +9,1%, y La Rioja, +2,5%.
Por el contrario, destaca la disminución mostrada por el número de las y los turistas llegados desde la Comunidad de Madrid, -4,1%, que a pesar de ello continuaron siendo el grupo con más peso en cuanto al turismo estatal. No obstante, es importante señalar, que la estancia media de las y los turistas llegados desde la Comunidad de Madrid aumentó, de tal forma que la disminución en términos de pernoctaciones fue muy moderada. Con relación al año pasado también disminuyó el número de turistas llegados desde Navarra, Euskadi, Galicia o Extremadura, aunque sólo el número de turistas llegados desde Aragón, Extremadura y Ceuta y Melilla se situaron por debajo del nivel de 2019.
Por lo que afecta al número de turistas internacionales, fueron las y los turistas llegados desde Francia y EEUU los que más contribuyeron al crecimiento respecto a 2022, aunque aumentaron las y los turistas llegados desde la mayoría de los orígenes para los que Eustat proporciona información. Por detrás de franceses y estadounidenses destaca la contribución positiva de las y los turistas llegados desde Japón, Australia, Alemania, Países Bajos, o Reino Unido. En todos los casos en máximos, excepto Japón, que todavía se situó un -37% por debajo del nivel de 2019, siendo el origen que más restó respecto a entonces.
La estancia media, por su parte, se situó en 1,99 días, lo que supone un avance de +0,02 días respecto al año anterior, peor todavía -0,04 días menos que en 2019 (y -0,05 días menos que el máximo de 2006). Estas diferencias, de centésimas, que a priori parecen muy pequeñas, y que en otros ámbitos serían casi despreciables o insignificantes, en este caso tienen una especial importancia, porque hay que multiplicarlas por un millón y medio de turistas (1,5 millones x 0,01 días = 15.000 pernoctaciones).
Aunque fue la estancia media del turismo estatal la que aumentó respecto al año anterior, +0,05 días, mientras que la estancia media del turismo internacional se mantuvo casi sin cambios respecto a 2022, fue la estancia media de estos últimos la que alcanzó un nivel más alto, con 2,00 días, frente a 1,99 días del turismo estatal. En ambos casos el máximo se alcanzó en 2006 con 2,04 días (igual que en 1996 en el caso del turismo estatal, igual que 2019 en el caso del turismo internacional).
Por zonas, el avance respecto al año anterior se debió fundamentalmente al Interior (+0,24 días), y moderadamente a la Costa (+0,03 días), mientras que se mantuvo en la Capital y disminuyó en el Área Metropolitana (-0,07 días). En todos los casos fue inferior a la de 2019, sobre todo en el Interior y en el Área Metropolitana.
En cuanto al turismo estatal, la mayor estancia media fue la de las y los turistas llegados desde Canarias, 2,44 días, Murcia, 2,37 días, Castilla-La Mancha, 2,28 días, la Comunidad Valenciana, 2,25 días, Ceuta y Melilla, 2,22 días, Andalucía, 2,22 días y Extremadura, 2,18 días, en general la de aquellos llegados desde más lejos. Por el contrario, la estancia media más baja fue la de las y los turistas llegados desde lugares más cercanos, como Navarra, 1,55 días, Euskadi, 1,56 días, y La Rioja, 1,58 días.
Por lo que afecta al turismo internacional, fueron las y los turistas llegados desde Noruega, con 2,68 días, los que, al igual que el año anterior (y muchos otros) registraron la estancia media más alta, seguidos por las y los llegados desde Australia, 2,57 días, EEUU, 2,51 días, Finlandia, 2,44 días, Irlanda, 2,42 días, Brasil, 2,41 días, Canadá, 2,38 días, Reino Unido, 2,34 días, o Dinamarca, 2,34 días también (máximo al menos desde 2011). Por el contrario, la menor estancia media la mostraron las y los turistas llegados desde Francia, 1,55 días, Portugal, 1,65 días, Bélgica, 1,77 días, y Países Bajos, 1,82 días. Aunque la estancia media más baja fue la de los franceses (1,55 días), al menos desde 2011 sólo en 2020 mostraron una estancia ligeramente más alta, cuando el número de turistas fue menos de la mitad (41%).
En este contexto, gran parte de lo señalado con relación a la evolución del número de turistas se podría repetir para la evolución de las pernoctaciones, que alcanzaron, igualmente, el un nuevo máximo.
Por señalar alguna pequeña diferencia, dado que con relación a 2022 aumentaron tanto el número de turistas como su estancia media, el número de pernoctaciones aumentó ligeramente más, un 10%. Con relación a 2019, sin embargo, dado que sólo aumentó el número de turistas, mientras que la estancia media se situó todavía por debajo de la de entonces, el aumento en el número de pernoctaciones fue algo inferior, del +17,5%.
En cualquier caso, las pernoctaciones alcanzaron niveles récord tanto en el caso del turismo estatal como en el caso del turismo internacional, y por primera vez para el conjunto del territorio fueron estos últimos los que hicieron más de la mitad de las pernoctaciones.
En línea con lo que comentábamos con relación al número de turistas, las pernoctaciones alcanzaron máximos en todas las zonas, Donostia, su Área Metropolitana y el Interior, pero en el caso de la zona Costa, se situaron no sólo por debajo de 2016, también exiguamente por debajo de 2019.
Gracias a que el aumento de las pernoctaciones compensó el aumento mostrado por la oferta a lo largo de los últimos años, el grado de ocupación hotelera se situó en niveles muy similares a los de 2019, ligeramente por encima en el caso de la ocupación por plazas y exiguamente por debajo en el caso de la ocupación por habitaciones. Esto supone que la ocupación por plazas fue del 61% y la ocupación por habitaciones del 70%.
Con relación a 2022 el grado de ocupación aumentó en todas las Zonas del territorio, pero en el caso de la Capital todavía se situó por debajo del nivel de 2019, especialmente la ocupación por habitaciones, que mostró una diferencia mayor en el caso de los establecimientos que llamamos de tipo1, es decir, hoteles de tres estrellas o más. A pesar de ello, fueron los establecimientos de Donostia los que mostraron un mayor grado de ocupación.
Cabe señalar que el grado de ocupación hotelera superó los niveles de 2022 casi todos los meses, con la única excepción de la ocupación por plazas del mes de julio. Con relación a 2019, sin embargo, fueron más los meses en los que no se consiguió superar el nivel de 2019 (por ejemplo, por habitaciones, enero, abril, mayo, junio y noviembre).
Si embargo, cabe destacar que la ocupación mantuvo un patrón estacional bastante marcado, a pesar de mostrar cierta mejoría respecto a los años anteriores, incluso respecto a 2019. Un patrón por su puesto más marcado que el del conjunto de España, pero también que el de Araba o incluso ligeramente más marcado que el de Bizkaia, con lo que sabemos que eso puede suponer en términos de eficiencia y variaciones en las necesidades de personas trabajadoras.
Como ejemplo para ilustrar esta circunstancia basta con comparar el grado de ocupación del mes de enero, 37,9% por plazas y 44,5% por habitaciones, con el del mes de agosto, 83,3% por plazas y 88,8% por habitaciones; el grado de ocupación del mes de agosto dobla el grado de ocupación del mes de enero.
Por lo que afecta a los precios, la tarifa media o ADR fue en Gipuzkoa en 2023 de 131,66[1]€ por habitación, superando en un 20% la media del conjunto de Euskadi y en algo más de un 16% la media del conjunto de España. Sin embargo, hay dos aspectos importantes que hay que tener en cuenta.
Por un lado, las abultadas diferencias entre las tarifas de la capital y las del resto del territorio.
Por otro lado, que las tarifas recogen el precio medio en cada momento. Esto supone que puede haber variaciones en las tarifas que no se deban variaciones de los precios sino a la composición de la oferta. Esto supone que, si de un año a otro el número de establecimientos, por ejemplo, con cuatro estrellas, aumenta, dado que estos, en general, tienen precios más altos que los de tres, dos, una y demás, aunque las tarifas se mantuviesen sin cambios para el resto, la tarifa media aumentaría, como consecuencia de que hay un mayor número de establecimientos entre los que tienen precios más altos. Esto es en cierto modo lo que ha sucedido en Gipuzkoa y en especial en Donostia a lo largo de los últimos años.
Por ello, si queremos medir el comportamiento de los precios facturados por los hoteleros a distintos tipos de clientes y por diferentes canales de distribución, lo más apropiado es que utilicemos el índice de precios hoteleros. Según este, los precios percibidos en los establecimientos hoteleros de Gipuzkoa acumularon entre 2019 y 2023 un crecimiento del 18%, muy por debajo del 31% del conjunto de Euskadi y del 35% del conjunto de España, y poco por encima del aumento mostrado por el IPC medio del territorio, que además en el periodo 2005-2019 mostró un avance mayor.
En cualquier caso, según datos del INE recopilados por Exceltur, Donostia fue el destino urbano con la tarifa media más alta y se situó como el segundo destino con mayores ingresos por habitación disponible (RevPAR) sólo por detrás de Barcelona, que a pesar de tener una tarifa ligeramente más baja tuvo unos ingresos más altos gracias a un mayor grado de ocupación.
Con todo, hay que tener en cuenta que en todo momento estamos hablando de ingresos y no de beneficios. Dicho de forma muy sencilla, a esos ingresos habría que descontarles los gasto para poder llegar a los beneficios y que los gastos, entre ellos los costes laborales, puede variar mucho de unas zonas a otras.
¿Y todo esto que supuso para el conjunto de la economía de Gipuzkoa?
Todavía no disponemos de datos relativos a 2023, pero según los últimos datos disponibles, el conjunto de las actividades turísticas aportaron en 2022 el 7,1% del PIB, es decir, el 7,1% de la renta generada ese año en nuestro territorio. Todavía en torno a un punto por debajo de la contribución que realizó entre 2016 y 2019, aunque mostrando una importante recuperación respecto a los años de la pandemia. La contribución superó a la de Araba, 4,9% y Bizkaia, 4,6%, pero se situó claramente por debajo de la contribución del turismo en el conjunto de la economía española, 11,6 puntos. Para contextualizar un poco estos resultados y aunque la comparativa no sea del todo correcta, cabe señalar que, la rama industrial con más peso, la rama de la metalurgia y productos metálicos, aportó en 2022 el 7,9% del PIB.
Si bajamos del turismo en general y nos centramos en la hostelería, que incluye servicios de comidas y bebidas y servicios de alojamiento, en 2022 aportó el 4,5% del PIB del territorio, todavía medio punto menos que en 2019, aunque dos puntos y un punto más que en 2020 y 2021. Esos 4,5 puntos suponen unas décimas más que la rama del transporte y almacenamiento (4,2%) y unas décimas menos que una de las ramas industriales más características de la industria de Gipuzkoa, la rama de la maquinaria y equipo (4,9%), que en 2019 tenía un peso ligeramente inferior al de la hostelería.
Por lo que afecta al empleo, según los últimos datos disponibles de las cuentas económicas la hostelería aportó en 2021 el 5,4% del empleo total y el 5,3% del empleo asalariado, el 6,4% y el 6,3% respectivamente en 2019. Según los datos de afiliación a la seguridad social, en 2023 podría haberse superado, incluso, el nivel de contribución de 2019 (en mayor medida en el caso de los servicios de alojamiento).
En resumen, 2023 fue un buen año para la actividad hotelera, en el que gracias en gran medida al dinamismo del turismo internacional se alcanzaron niveles récord en el número de turistas y de pernoctaciones que permitieron recuperar los niveles de ocupación de 2019, a pesar de una estancia media corta y un patrón estacional muy marcado. Fue un año en el que el turismo, la hostelería y la hotelería recuperaron su puesto entre las principales actividades económicas de Gipuzkoa.
[1] Según datos del INE.