ArtÃculo técnico PRL: PRL en los procesos de internacionalización
Desde la crisis financiera desencadenada en 2008, las empresas han tenido que buscar fórmulas que permitan su supervivencia en un mercado cada vez más competitivo.
La internacionalización, aunque no es en sí misma una garantía de éxito, se ha planteado como la solución para muchas de ellas.
Este proceso, que supone diferentes etapas de gestión para la empresa, tiene implícita la necesidad de desplazar trabajadores a los países de destino, según las necesidades de cada momento.
La movilidad internacional implica para el trabajador un riesgo de exposición a determinados riesgos asociados a situaciones de inestabilidad política o social en los países a los que son desplazados, y también a algunas enfermedades endémicas o fenómenos naturales extremos. Estos escenarios de alto riesgo requieren que las organizaciones se encuentren preparadas para poder reaccionar a tiempo con la eficacia, seguridad y urgencia que se requiera.
Desde la óptica preventiva, resulta fundamental el papel del Técnico de Prevención para identificar, analizar y prevenir dichas situaciones, así como para diseñar los procedimientos de actuación ante las mismas.
El perfil del expatriado es de un varón de 37,3 años. Debido a la crisis, se ha incrementado el número de expatriados en la franja de edad 50-59 años y ha reducido el número de empleados con hijos en edad escolar asignados al extranjero. Principalmente los desplazamientos más frecuentes son de puestos de Dirección, Comercial y Personal técnico (fuente: IESE Ernst &Young, 2011).
Antes del desplazamiento, se debe considerar la legislación que en materia de Prevención de riesgos exista en el país de destino, que varía mucho dependiendo fundamentalmente de si el país de destino se encuentra en la UE o fuera de ella.
Además de otros trámites administrativos para la autorización, se deben recopilar datos relativos a las condiciones meteorológicas, las políticas, las sanitarias, etc., para poder realizar protocolos de seguridad, establecer los botiquines del viajero, etc.
La evaluación de riesgos del puesto de trabajo a desempeñar se deberá adaptar en relación a las condiciones y entornos en los que se realice, y se deberán tener en cuenta factores relativos a los cambios horarios, a los ritmos de trabajo y a la dificultad de conciliación de la vida laboral y familiar.
Una vez el trabajador es desplazado, se deben establecer canales adecuados de comunicación, procedimientos para la Vigilancia de la Salud, la información y formación adecuadas, así como para los cambios que se puedan producir en los puestos, además de lo relativo a la Coordinación de Actividades con otras empresas extranjeras.
Y por último, se deben tener en consideración los factores asociados a la repatriación, tras tiempos muy prolongados de estancia en el exterior, sobre todo desde el punto de vista psicosocial, de expectativas del trabajador, readaptación al país de origen y al puesto que se le asigne.
María Bas, Prevencilan, S.L.