ArtÃculo técnico PRL: Evaluación y medidas correctoras en ambientes térmicos agresivos
En estas fechas sigue siendo por desgracia todavía habitual leer en la prensa accidentes por golpe de calor, habitualmente en trabajos al aire libre, debidos a las altas temperaturas reinantes. No obstante no debemos olvidar que existen otros puntos de exposición a temperaturas extremas y peligrosas para el ser humano, tanto en los niveles más altos del termómetro como en sus niveles más bajos. Es el llamado estrés térmico. Tanto si los trabajadores están expuestos a estrés térmico por frío como por calor, es conveniente realizar una evaluación para conocer el grado de exposición.
El método habitual que se ha utilizado para evaluar el estrés térmico por calor es el método WBGT, que permite un acercamiento grueso al grado de riesgo que afecta al trabajador teniéndose posteriormente que realizar una evaluación más detallada. El método más utilizado anteriormente para realizar esta evaluación detallada era el cálculo del Índice de Sudoración Requerida, sustituido en la actualidad por el cálculo del Índice de Sobrecarga Térmica (IST), descrito en la UNE-EN-ISO 7933:2004, que nos permite calcular los tiempos máximos de permanencia, y las etapas actividad-recuperación. Para ello, además, se habrán de tener en cuenta los parámetros del ambiente térmico estimados de acuerdo a la norma UNE-EN ISO 7726, y las características de la persona expuesta, a través de su tasa metabólica (ISO 8996) y las características térmicas de la ropa (UNE-EN ISO 9920).
Aún siendo importante realizar una medición del ambiente térmico, no menos importante es tomar medidas correctoras en zonas de trabajo en las que resulte evidente que el ambiente térmico supone un riesgo para el trabajador. Si el cálculo del IST nos va a permitir obtener los tiempos máximos de permanencia en la zona, la adopción de medidas técnicas supone un aumento del rendimiento y del confort a todos los efectos. No debemos olvidar que una combinación de medidas es normalmente la mejor de las medidas. Actualmente existen sistemas apropiados de separación del trabajador de la fuente de irradiación del calor, que, siempre junto con la adopción de medidas de protección individual, pueden permitir una significativa reducción del riesgo.
Así por ejemplo, pueden utilizarse medidas como la separación física con pantallas y forros térmicos donde sea posible su instalación, las cortinas de aire, la proyección de aire humidificado, siempre en función del tipo de la temperatura radiante, el movimiento del aire, y la humedad ambiental de la zona. Estas medidas, junto con medidas de apoyo al trabajador para evitar tareas pesadas, pueden reducir la exposición en gran medida. Además se deben conjugar estas medidas con las resultantes de las evaluaciones realizadas, como el control del tiempo de exposición, facilitar zonas de descanso con aire refrigerado y favorecer la rehidratación primordialmente con bebidas con sales minerales. En los centros de trabajo al aire libre como es el caso de obras de construcción, canteras, etc., resulta vital delimitar las actividades pesadas fuera de las zonas centrales del día para evitar golpes de calor. Además de estas medidas, en zonas en las que se realizan trabajos de larga duración puede ser necesario tomar medidas de protección individual como son los modernos chalecos refrigerados o calefactados (en caso de salas frigoríficas).
Todas estas medidas deben ser explicadas a los trabajadores mediante la adecuada formación e información, para conseguir una adecuada combinación de mejoras que redunden en una mejora de las condiciones de trabajo en estos ambientes tan agresivos para el ser humano.
Marcos Morales Aizpún
Técnico Superior en PRL
Lcdo. en Ciencias Químicas
IMQ Prevención, S.L.