Artículo de Opinión: Valores y Coraje. Eduardo Zubiaurre, Presidente de ADEGI
04/04/2010
Artículo de Opinión 04.04.10 El Diario Vasco
En ADEGI estamos persuadidos de que estamos viviendo los inicios de una nueva época y son muchos los que coinciden con este diagnóstico. Resulta complicado verlo con claridad, pero intuimos que esta no es una crisis más, que nada volverá a ser como antes, que lo que nos espera no volverá a ser igual.
Las organizaciones, los grupos, las personas, en definitiva, el conjunto de la sociedad tomamos las decisiones en función de una serie de valores. Nuestra historia así nos lo enseña y la actual crisis también. En Adegi estamos convencidos de que en el origen de la actual crisis económica hay una profunda crisis de valores humanos. Es por ello que nos preguntamos cuáles tienen que ser los valores en los que vamos a cimentar nuestras organizaciones para que sean más responsables, sostenibles y solidarias ahora y en el futuro. Porque esta nueva época va a requerir adaptaciones y cambios, de modo que lo que fue útil o valioso puede que no vaya a serlo en el futuro.
Es ya un lugar común decir que las personas son la verdadera riqueza de nuestras organizaciones y de nuestro país, pero nosotros aspiramos a que ese lugar común se convierta en realidad común y compartido y para ello debemos hacer un esfuerzo conjunto por definir e impulsar aquellos valores que ayuden a nuestras personas a realizarse plenamente.
Para que ello sea una realidad, creo que tenemos la oportunidad y la obligación de recuperar para nosotros y transmitir a las nuevas generaciones valores como el trabajo, el esfuerzo, el compromiso, la cooperación, la integridad, el talento, el espíritu de servicio y el sacrificio que son antagónicos con la cultura del pelotazo que ha sido la imperante hasta hace muy poco tiempo.
Necesitamos, asimismo, incorporar a nuestra cultura social valores como la austeridad y el ahorro, en contraposición a la apariencia y el dispendio desaforado.
Hemos de transitar, además, de la cultura del tener a la del ser, de la egoísta satisfacción de intereses particulares al respeto y protección de la dignidad individual. De la confrontación a la colaboración y la cooperación activa.
Para ello, resulta fundamental que las instituciones públicas y las empresas caminemos en la misma dirección. En nuestro territorio, y a través de la alianza estratégica Gipuzkoa Aurrera, Adegi está colaborando con la Diputación Foral de Gipuzkoa, el Ayuntamiento de San Sebastián, Mondragón, Kutxa y la Cámara de Comercio en la iniciativa Gipuzkoa Balioak, que persigue recuperar y promover los valores humanos y sociales, así como fortalecer el compromiso y la cooperación entre las personas.
Esta recuperación de valores tanto en su dimensión personal como social tiene consecuencias para nuestras organizaciones y las personas que las integran.
Un buen número de conciudadanos perciben nuestras empresas como organizaciones con un sistema de valores en cuyo vértice estaría el logro del lucro personal y al cual se sacrificarían el resto de valores. La empresa de toda la vida sería aquella en la que la competitividad y la eficiencia son lo único que importa, donde se ejerce el máximo control posible sobre el comportamiento de sus miembros, donde la imagen a nivel personal y empresarial es lo más importante, y por último, donde la jerarquía es lo que prima, de manera que los de arriba son los que han de pensar y sacar adelante la empresa, al resto sólo le queda obedecer.
Esta visión de la realidad empresarial creemos que no se corresponde con la realidad de la mayoría de las empresas de Gipuzkoa. Aquí estamos persuadidos de que tenemos que trabajar por un nuevo sistema de valores en la empresa, que sepa gestionar la tensión entre los tradicionales y los nuevos.
En este sentido, abogamos por empresas que sepan armonizar el bien propio y el bien común, la colaboración y la competitividad; que sepan gestionar las emociones; que equilibren la confianza con el control, el aprendizaje con la eficiencia; que hagan del diálogo y la comunicación un hábito y por último, sean capaces de conciliar la necesidad de que todos sus integrantes actúen de acuerdo a unos valores compartidos con la diversidad, sin caer en tentaciones uniformizadoras.
Para poder llevar a cabo esta tarea necesitaremos además de valores: coraje. Mucho coraje. Porque, las transformaciones que vamos a tener que abordar, requerirán de voluntades firmes y de mucha determinación para conducir los cambios, asumir responsabilidades, tomar decisiones, superar obstáculos y vencer resistencias. Merece la pena.
